26 de octubre de 2014

La importancia del teatro

Esta entrada y haciendo uso de la amplia y variada bibliografía respecto al tema, quería destacar la importancia que tiene la actividad del teatro en las personas.
Son varias ideas, una de ellas y de acuerdo a las nuevas corrientes teóricas constructivistas acerca del proceso de aprendizaje es que se considera muy conveniente utilizar las “técnicas” del arte escénico, para obtener logros a nivel educacional en una forma más empírica, menos estresante, y por supuesto muy distante de los cánones tradicionales del aprendiz pasivo.

Por otro lado, la dramatización supone un espacio que provee seguridad para la exploración de ideas. Tejerina (1997, 75) explica esta sensación de seguridad porque para ella: .. .el juego funciona como una estrategia de desbloqueo y de liberación expresiva, al tiempo que crea un espacio para la creatividad, porque en él se eliminan lo que Wallach y Kogan (1983, 84) llaman obstáculos motivacionales, como el temor a ser juzgados, la preocupación por la opinión de los demás sobre la competencia y el rendimiento personal, la autocensura respecto del propio éxito o fracaso. El juego acaba siendo un lugar en el que nos atrevemos a ir más allá de lo conocido porque las consecuencias no son frustrantes, y esto es lo que lo convierte, según demuestra Bruner (1984, 212-213), en un poderoso medio para la exploración y el aprendizaje creativo. El juego es el reino de la libertad y de la creatividad, el ambiente idóneo para el descubrimiento y el hallazgo. En su estudio «Realidad y juego» (1982), el psicólogo Winnicott afirma algo que me parece definitivo: En él, y quizá sólo en él, el niño o el adulto están en libertad de ser creadores. Es éste uno de los aspectos más importantes que aporta el trabajo desde la expresión dramática con el niño, porque provee un espacio que le hace sentirse seguro, ya que todas las ideas son incorporadas por el grupo, sin que existan ideas buenas y malas. Por otro lado, el niño sabe que él está haciendo «como si» fuese otra persona y, por tanto, se siente con mayor libertad a decir o lanzar propuestas de actuación.

El teatro ha sido un medio idóneo que ofrece ricas oportunidades de practicar habilidades interpersonales, de autoconocimiento, lingüísticas, de expresión, para explorar e interiorizar los roles y las convenciones sociales a través del juego.(Iwai, 2007).
Entendiendo que la Dramatización no tiene como finalidad formar actores, directores teatrales, escenógrafos -“artistas”, como se suele coloquialmente decir- sino despertar al individuo para que tome conciencia de sí mismo, de los otros y del mundo que le rodea, es decir, tiene como meta el proceso de crecimiento personal y grupal a través del juego teatral.
La práctica dramática mejora el conocimiento de nosotros mismos y favorece a su vez la comunicación interpersonal e intergrupal (Navarro Solano, 2007), dos habilidades íntimamente relacionadas con el concepto de inteligencia intrapersonal e interpersonal (Gardner, 1998).
El  teatro como  fenómeno personal y social: Ucar (1992) explica que es un fenómeno personal al ser un elemento apropiado para el descubrimiento, desarrollo y crecimiento de la propia persona. Y lo es también social pues el acto teatral es, ante todo, un acto de comunicación, mediante el cual un grupo de personas comparte una determinada realidad en un momento dado del espacio y del tiempo.


Y por último, y al hilo de lo anterior el teatro como  fenómeno social, como desarrollo de la inteligencia interpersonal y la comunicación intergrupal, el hecho de que la dramatización requiera constantemente un trabajo en grupo aporta el aprendizaje cooperativo en el taller, desde el que aprender a trabajar con otros, respetando sus ideas y su propia forma de expresión. La dramatización va generando un sentimiento de grupo creado por la interacción de sus componentes y una comprensión de que el trabajo creativo del grupo es siempre superador al individual. Motos y Navarro (2003) relacionan este aspecto con el objetivo de desarrollar aspectos de la inteligencia interpersonal (Gadner, 1999). 

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