3 de junio de 2014

CIERRE: CONCLUSIÓN

Todavía no se ha cumplido dos décadas desde que se institucionalizó la formación del psicopedagogo como nuevo profesional de la acción educativa y psicoeducativa.


Dicha institucionalización vino a recoger la necesidad -detectada por numerosas administraciones educativas ya desde los años setenta-de proporcionar apoyo técnico a los procesos de enseñanza-aprendizaje que se desarrollaban en los centros educativos de titularidad pública. La respuesta dada esta necesidad, a lo largo de los últimos años, ha ido configurando gradualmente lo que hoy aparece como un nuevo espacio profesional a ocupar por un, también reciente, profesional de la educación: el psicopedagogo.

El Prácticum pues de esta especialidad es lo que me ha tenido ocupada estos meses el cual, se constituye como uno de los elementos, dentro de los planes de estudio, más condicionantes en el proceso formativo del estudiante. Su importancia en la carrera no sólo radica en el número de horas que le corresponden, siendo la asignatura con más créditos del plan de estudios, sino su relevancia de cara a la formación del psicopedagogo en los distintos ámbitos de actuación que le son propios. Es esta dimensión práctica la que añade, al componente de formación académica, las bases para el futuro desempeño del cometido profesional, al que nosotros como estudiantes estamos destinados en el ámbito de su especialidad.

La realización de este prácticum me ha enseñado una realidad muy desconocida para mí que es la labor del psicopedagogo en una asociación de discapacitados. Con esta experiencia he comprobado que tipo de tareas se pueden realizar y la asunción del rol de relaciones públicas que se puede llegar a ser. Considero fundamental e imprescindible estas prácticas porque no es lo mismo que te lo cuenten a vivirlo.

Todo lo que ha hecho mi tutora está basado en las teorías del constructivismo y en la idea de colaboración y coordinación entre todos los que conforman esa institución.

Echando la vista atrás a todo lo vivido, tengo que reconocer que el grado de satisfacción es muy alto, porque me han hecho sentir una más dentro del engranaje del funcionamiento.

Por otro lado se han cumplido los compromisos y acuerdos iniciales, entre otros, las 75 horas presenciales requeridas, el apoyo o guía como función de mi tutora, etc.


Las sensaciones que me llevo de esta experiencia son muy buenas, teniendo ganas de participar y poner en práctica todo lo aprendido hasta ahora en el proyecto que estamos planteando para mi intervención psicopedagógica del semestre que viene, para cursar la práctica II.

Bibliografía:
http://www.academia.edu/270562/El_psicopedagogo_como_profesional_de_la_accion_social_2001_






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